El periodo Mochica Tardío corresponde con la época de auge de la sociedad Mochica en el valle de Jequetepeque (600-850 d. C.). En SJM se caracteriza por la proliferación de grandes tinajas o paicas usadas para la producción, almacenamiento y consumo de chicha, bebida alcohólica hecha de maíz fermentado consumida en grandes cantidades durante los festines y ceremonias de enterramiento llevadas a cabo en el sitio. Los pisos de ocupación presentan evidencia de intensa actividad, tal es así que se han registrado numerosos fogones, restos de alimentos, ollas reutilizadas y superficies de uso desgastadas.

Durante este periodo se da el arribo y desarrollo de las botellas de asa estribo con decoración de línea fina, surge el estilo Mochica Policromo, al mismo tiempo que llegan estilos importados como Nievería de la costa central, Wari de la sierra centro-sur, y Cajamarca de la sierra aledaña. A este periodo también corresponden las famosas tumbas de las Sacerdotisas de San José de Moro, poderosas mujeres que asumían el rol de gobernantes del valle.

Durante el Mochica Tardío la ocupación funeraria alcanzó su punto máximo lográndose distinguir 3 tipos de tumbas: fosas simples, tumbas de bota y cámaras funerarias.

Fosas simples: Son pozos de forma alargada, poca profundidad y sin un patrón de orientación definido, donde se depositó a individuos de poca jerarquía, sin ninguna ofrenda en la mayoría de los casos.

Tumbas de bota: Es el tipo de tumba que más prolifera durante este periodo. Se caracterizan por tener un pozo cavado en el suelo estéril que lleva a una bóveda lateral donde se ubicó al individuo y sus ofrendas. Existen casos de tumbas de bota que contienen un alto número de crisoles, objetos de metal, huesos de camélido, objetos de material malacológico y más de 100 piezas de cerámica. Entre este variado ajuar funerario destaca la presencia de las botellas de asa estribo con decoración de línea fina, y vasijas del estilo Mochica Policromo.

Cámaras funerarias: Se trata de recintos cuadrangulares hechos de adobe, con nichos en las paredes y techados con vigas de algarrobo donde se enterraron a los líderes más importantes de la época como las Sacerdotisas. El ajuar funerario de estos contextos consta en la mayoría de los casos de gran cantidad de crisoles, piezas de cerámica, artefactos de metal, conchas de Spondylus y maquetas de arcilla.

Finalmente, para esta época el valle de Jequetepeque ya contaba con grandes extensiones de tierra cultivable, producto de la construcción de canales de irrigación que servían a sitios como Cerro Chepén, Cerro Talambo, Huaca Colorada, Faclo, Guadalupe, Cerro Murciélago, Portachuelo de Charcape, Huaca Rajada, Pacanga Vieja, San Ildefonso, Cerro Colorado, entre otros.

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